que se vuelve de a
poco egoísta
y un diablo pecador y
optimista
que de a poco se
vuelve muy fiel.
Un pobre diablo que se
acuesta tarde
por jugar con la
oscura costumbre
que tiene el beso y su
ángel
de dejar una sombra en
la piel.
Y es más tarde.
Y es mejor.
Cuando el agua de los
besos
ya no corre
porque el tiempo corre
y ya no es.
Y es más lejos.
Y es mejor.
Así es cuando el deseo
se olvida de lo que ve
pero toca todo lo que
alcanza
con su lengua de fuego
y papel.
Y envuelve un dulce
con sal.
Y eso, hace bien.
Y es después.
Y es mejor.
El cuerpo que se
habita
puro juego en los
bordes
y en el centro,
un ajedrez.
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