Algunas veces
nos volvemos puntos
sin bellas
referencias.
Islas sin puertos
sin embarcaciones
como paisajes
escondidos
esperando la conquista
la promesa de magia
un desierto
inhabitable
un mundo
retirado del mundo.
Pero
otras veces
tenemos la sensación
de correr la misma
suerte
de no ser tan ajenos
a la misma
incertidumbre
de pertenecer
a la misma
patria de lo frecuente
a esa costumbre
de todos los días.
Algo nos dice
que compartimos
la misma rabia
nos
descubrimos mordidos
por la misma fiera:
cuando el tiempo se
nos vuelve
parecido a un montón
de fotografías sin
futuro,
nos volvemos
limítrofes
para olvidarnos del
cero.
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