El azar
y esa terrible osadía
de no ser los mismos
que ayer y mañana
de cambiar
terriblemente
la sonrisa
por el miedo
y otra vez por la
sonrisa
con la gracia de
esperar
algún secreto
que nos diga si lo
feliz existe
más allá
de nuestros límites
sensatos
y cobardes a la vez.
Y nosotros
rudimentarios
escepticistas
buscando en el azar
esa respuesta
a tanta geometría
inabarcable.
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